Ocho días antes del maratón estaba paseando con Maribel, mi mujer y mi hijo José Carlos que por entonces tenía 2 años y medio y vi un cartel del maratón. Estaba trabajando entonces en Gettysburg College,y entrenaba sin una meta, rodaba por los maravillosos campos de batalla, algunos cambios, pero de pronto vi la oportunidad de correr un maratón en EE.UU.. llamé por teléfono y aunque la inscripción estaba terminada me aceptaron por mi marca anterior de San Sebastián (2.34.00). Con sólo una tirada larga hice comódamente 2.48.35 lo que me sirvió para poder correr en Boston en Abril de 1990. Hizo un frio de muerte y la anécdota es que me dieron pomada de calor cuando yo creía que era vaselina y ya podéis imaginar donde me la hunté.... al segundo me di cuenta de mi error, no pdéis imaginar como quemaba aquello en semejante sitio. Pero correr por lugares emblemáticos de Washington fu una experiencia inolvidable. La prueba terminó en el monumento a Iwo Jima.
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